El curioso local de Prada que está en el medio de la nada y solo tiene zapatos 37

En una ruta que atraviesa el desierto tejano, desde 2005 se encuentra el “Prada Marfa”, una tienda que no abre ningún día del año. El origen y objetivo del original experimento social.



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A media hora del pueblo Marfa -a 41 kilómetros, más bien- en el medio de ruta 90 que cruza el desierto de Texas, hay un local Prada. La tienda rompe con la monotonía gris del paisaje. Como cualquier otra sucursal de la marca, pero alejado del circuito comercial, en el medio de la nada, está el Prada Marfa.

Las puertas permanecen cerradas siempre, pero en su interior hay una selección de bolsos y zapatos correspondientes a la colección Otoño-Invierno 2005 de la marca italiana que Miuccia Prada se encargó en persona de elegir. Poco después de su inauguración, alguien se robó buena parte de la colección. Los responsables, entonces, tomaron una decisión: cortar los bolsos y plasmar solo zapatos derechos. Todos ellos, en talle 37.

Parece un local, pero no es un local. En realidad, es una obra de arte. Desde 2005 hasta hoy funciona como una atracción turística por la que llegó a pasar hasta Beyoncé. La idea surgió cuando en Nueva York muchos artistas del barrio de Soho, en Manhattan, debieron abandonar su recinto por la instalación de varias tiendas de marcas de lujo en la zona, y trasladarse a Chelsea.

Inaugurado el 1 de octubre de 2005, la obra costó 80 mil dólares y, desde entonces, no tuvo ningún retoque ni reparación. De hecho, doce años después, sus paredes aparecen con varios grafitis. «Nos encantó la idea de que la obra naciera y que no se realizara mantenimiento jamás. Si alguien lo pinta con aerosol o si un vaquero decide usarlo para practicar su puntería o si un ratón o una rata deciden hacerlo su hogar, en 50 años estará en ruinas. Será un reflejo del tiempo en que se hizo», explicaron Villareal y Remen.

¿Cuál es el objetivo de este local?, es la pregunta que subyace. Desde un primer momento, la tienda se trató de un experimento social. La búsqueda era instalar la cultura del consumo y de las marcas de moda en medio de la desolación de un desierto triste. Combinar pop art, por su arraigo con la cultura popular, y land art, por la incorporación del paisaje.

Fuente: Infobae

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