Denuncian que en Constitución opera una banda dedicada a la prostitución de menores

Vecinos aseguran que el grupo explota a "chicas de 15 años". Según la investigación a la que accedió Infobae, los testigos "temen represalias"



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La esquina donde opera la banda, en Lima y OBrienLa esquina donde opera la banda, en Lima y O’Brien En el fondo del bar «El Caburé», ubicado en Lima 1813, toman cerveza dos hombres tatuados desde los brazos hasta el cuello. Cada diez minutos, salen a la puerta y fuman tabaco. Luego, preparan y prenden un cigarrillo de marihuana nevado con cocaína. El encargado del lugar conversa con ellos. Junto a la barra, una mujer baila música que aturde, borracha, con un vaso de vino en la mano: las seis de la tarde marca el reloj colgado en la pared del antro. Desde allí opera Claudia ‘La Chata’ Montes, cabecilla de una organización denunciada por reclutar y prostituir chicas, algunas de ellas menores de edad, según una investigación federal a la que tuvo acceso Infobae.

Comerciantes de la zona aportaron datos a los agentes policiales, pero pidieron discreción «por temor a represalias». Indicaron que, en las calles aledañas a una de las principales estaciones de Capital Federal, ‘La Chata’ se dedica a «organizar a las mujeres» que son prostituidas.

«Hacen trabajar a chicas de 15 años y las golpean, las agarran de los pelos», dijo un denunciante, bajo condición de anonimato, al Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata. «Hay tres mujeres que explotan sexualmente a las chicas, junto a sus maridos. Si no pegan ellas, pegan ellos», señaló otra persona.

Una tercera denuncia grafica con claridad la violencia a la que están sometidas las víctimas: «Si no hacen ningún pase las muelen a palos, una de las chicas perdió su embarazo por los golpes». Al cierre de esta crónica, Claudia Montes, que vive en la localidad bonaerense de Lavallol, Lomas de Zamora, aún no había sido citada a declarar por el Juzgado Federal 9.

Margarita Meira vive en el corazón de Constitución. Su hija Susana fue secuestrada en el barrio: la joven tenía 16 años y el almanaque decía 1991. Fue raptada en la misma casa donde todavía vive la familia.

Desde ese día, Margarita llevó adelante una lucha incansable contra el tráfico de chicas. El 30 de septiembre, inaugurará junto a otras mujeres, en un inmueble que le expropiaron a narcotraficantes, el local de Madres víctimas de la trata.

Durante una entrevista con Infobae, dijo: «En Constitución y en toda la Capital Federal los proxenetas explotan menores de edad». En cuanto a las denuncias que alertan sobre la red que integra ‘La Chata’ en el pasaje O’Brien, sentenció: «Ellos sólo son los empleados».

«Mi hija Susana desapareció en 1991 cuando tenía 16 años, se la llevó engañada de esta misma casa un hombre que se hacía pasar por su novio, pero era un mafioso con antecedentes penales. Pensé que la usaba para vender droga, para salir a robar, pensé que ella iba a volver cuando se diera cuenta. Me cansé de buscarla, pero no la encontré. Un día, a las tres de la mañana, nos vinieron a avisar que estaba muerta. Aparentemente, querían hacer desaparecer el cuerpo», narra.

«El hombre que se la llevó -continúa- la vendía en prostíbulos VIP como Shampoo y Rouge (ambos ubicados en Recoleta). Cuando se vieron cercados por la búsqueda, la mataron. La busqué cuando yo estaba embarazada, y la encontré cuando mi bebé ya tenía tres meses. A medida que investigaba, me encontré con una mafia muy grande».

Cuando la noche se apropia de Constitución, sobre la vereda del pasaje Ciudadela, frente al comedor comunitario que dirige Margarita, fuman paco dos niños que no superan los 13 años. En ambas esquinas hay mujeres ofreciéndose. A menos de 200 metros, un prostíbulo. «Siento una indignación terrible cuando salgo a la calle, de sólo pensar que ahí adentro hay pibas secuestradas, saber que piden ayuda. Las madres vamos a hacer lo que no hace la policía. Vamos a ir al frente hasta que no quede ningún prostíbulo abierto», dice la dirigente social.

Sobre la inauguración del local de Madres víctimas de trata, dijo: «Ya le mandamos al Gobierno cuatro puntos que son importantes, para que a nadie le pase lo que nos pasó a las mujeres que buscamos a nuestras hijas. Pedimos ayuda económica para las familias, durante la búsqueda. Solicitamos abogados querellantes y no estudiantes de derecho que practican con los casos de nuestras hijas, eso no lo vamos a permitir más. Queremos que el delito de trata sea de lesa humanidad, porque archivan las causas. Y queremos un banco de ADN, porque descubrimos que los cementerios están llenos de personas enterradas como NN».



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