La sentencia, cuya lectura fue televisada en directo y mantuvo al país en vilo durante casi dos horas, considera probado que la ex presidenta conservadora, de 66 años, y su amiga Choi Soon-sil, la llamada «Rasputina», crearon una vasta red de favores a través de la cual extorsionaron a grandes empresas como Samsung, Hyundai o Lotte.
El juez Kim Se-yoon leyó de manera detallada los 16 cargos, de los 18 de los que se le acusaba, por los que ha sido declarada culpable y entre los que figuran el abuso de poder, el soborno, la coacción o la filtración de secretos oficiales.
Park, que llegó al poder en febrero de 2013, volvió a dejar plantado hoy, por supuestos problemas de salud, al Tribunal de Distrito de Seúl que la ha juzgado.
La ex mandataria, hija del fallecido dictador Park Chung-hee, no se ha presentado ante los jueces desde el pasado octubre y siempre ha calificado como parcial y motivado políticamente su proceso, además de haber denunciado el que se le haya mantenido en prisión de manera preventiva.
Los que sí se acercaron a los alrededores de la corte fueron una multitud de sus simpatizantes, que agitaban banderas surcoreanas y mostraban pancartas en las que denunciaban el caso como una persecución política, mientras eran escoltados por un dispositivo de seguridad de más de 3.300 policías.
La política conservadora lleva detenida de manera preventiva desde marzo de 2017 y ha sido el primer jefe de Estado surcoreano destituido en democracia, lo que motivó un adelanto electoral que deparó en mayo del año pasado la victoria del liberal Moon-Jae-in.
Su detención la convirtió además en el tercer ex jefe de Estado surcoreano en pasar por la cárcel, tras los militares y políticos Chun Doo-hwan y Roh Tae-woo.
Los argumentos recogidos en la sentencia fueron claros y contundentes, aunque los jueces rebajaron la petición de la fiscalía de 30 años de prisión y una multa de 90 millones de euros (unos 95 millones de dólares).
La sentencia de hoy llega después de que la «Rasputina» surcoreana fuera condenada el pasado febrero a 20 años de cárcel y a pagar una multa multimillonaria por ser el cerebro de la trama de corrupción que escandalizó al país asiático.
Fuente: El Nacional