Condena a Julieta Silva: “No sé cómo sigue esto, estoy perdido”, dijo el padre del rugbier muerto

Para la Justicia de Mendoza la muerte, hace un año, de Genaro Fortunato «fue una accidente». Julieta Silva, quien era su novia, lo atropelló a la salida de un boliche, tras una fuerte discusión y fue condenada por homicidio culposo agravado por conducción imprudente. Este martes se leyeron los fundamentos de la sentencia. La justificación de la condena de […]



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Para la Justicia de Mendoza la muerte, hace un año, de Genaro Fortunato «fue una accidente». Julieta Silva, quien era su novia, lo atropelló a la salida de un boliche, tras una fuerte discusión y fue condenada por homicidio culposo agravado por conducción imprudente. Este martes se leyeron los fundamentos de la sentencia.

La justificación de la condena de 3 años y 6 meses para Silva, dispuesta por el Tribunal Penal 1° de San Rafael, caló  en la indignación de la familia del rugbier muerto. «No sé cómo sigue esto, estoy perdido», dijo, inmediatamente después, el Miguel Fortunato, su padre.

«Julieta Silva jamás dijo que los vidrios estaban empañados. Eso aparece (en la reconstrucción) cuando van a medir las luces del auto, de una manera muy extraña, y determinan que la visibilidad es de 22 metros. Eso no se hace así, se hace con un luxómetro, un aparato que mide la intensidad de la luz por metro cuadrado», dijo sobre ese fundamento, en diálogo con TN.

«Había luz en el lugar del impacto. Tres veces la iluminación de una casa, es imposible no ver un cuerpo tirado. Después lo embiste, hay un golpeen el chapón del auto y arrastra un cuerpo tres metros y medio. Luego le pasa por encima. Eso implica una elevación de las ruedas de entre 15 y 20 centímetros a 30 killómetros por horas. Es muy poco probable que pienses que es un pozo», detalla Miguel.

Los jueces Rodolfo Luque, María Eugenia Laigle y Julio Bittar determinaron que se trató de un accidente: “No está acreditado que lo vio caer. No hubo intención de pisarlo porque aunque discutieron no había una motivación homicida, sumado a que las condiciones climáticas, lluvia, niebla y escasa luz durante la noche, agravaron la visibilidad de Silva”. De todos modos, manifestaron que Julieta condujo de manera imprudente, sin sus lentes recetados, que no desempañó los vidrios y que estaba alcoholizada.

«El tema del empañamiento de los vidrios surgió de un perito, que fue a medir las luces de esa forma tan precaria y dice que se le empañaron los vidrios», aseguró el padre de Genaro, que es ingeniero.

Además, dijo que luego de atropellar a su hijo » Silva nunca se arrimó para ver si estaba vivo», lo que denota «una frialdad terrible». También remarcó que «antes de llamar al 911 Silva llamó al ex marido y dijo: ‘Llamá al abogado porque me mandé un pedo’.»

Tras la marcha de este lunes, en el que allegados a la familia de Genaro pidieron la revisión de la condena a Silva, Miguel dijo: «No sé cómo sigue estoy, estoy perdido. No imaginé esto. Le dieron prisión domiciliaria. Me preocupa algo más que este juicio. Si la Corte Suprema no ratifica este fallo y le da otro, ¿alguien le dice algo a los jueces? ¿O queda en el anecdotario?», cerró el padre.

Los fundamentos de la sentencia, que contiene 62 páginas, dice que el “dolo”, la intención de pisarlo, debe probarse y no inferirse como lo hicieron el fiscal Fernando Guzzo y el abogado de la familia Fortunato, Tíndaro Fernández: “El Ministerio Público y la querella concluyen en que ‘no pudo no haberlo visto’, pero no como la ley penal exige ‘que lo haya visto efectivamente’. Pues el conocimiento exigido para la determinación del dolo debe ser real y efectivo, mas nunca potencial”, indicaron los jueces. Y explicaron que “no es posible” atribuir al comportamiento de Silva el dolo propio del delito de homicidio simple, ni aún el llamado dolo eventual.

Fuente: Clarín

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