Coloquio de IDEA 2017: un punto de inflexión para el empresariado

En el encuentro se debatió sobre las transformaciones que necesita el país; los emprendedores subieron a escena y el optimismo se reflejó en los paneles y en los pasillos



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El Coloquio 54 de IDEA comenzó su cuenta regresiva. Así ocurre cada año cuando en esta ciudad termina una edición. Inmediatamente después se activan los motores para el año siguiente. Paneles, speakers y temas, se debaten con hasta doce meses de anticipación antes de llegar al programa final.

El que se cerró el viernes no fue un encuentro más. Comenzó con una iniciativa en primera persona del plural: «transformándonos». Hubo varios puntos de inflexión que llegaron para quedarse. El primero es el regreso de los principales dueños de la Argentina; el segundo, el arribo del presidente de la Nación, Mauricio Macri ; la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal ; el jefe de Gabinete, Marcos Peña ; y hasta el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta . El tercero, y no menor, fue también la invitación a los principales sindicatos, que dijeron presente. «Queríamos transformarnos y demostrar que solos no se puede. A la Argentina hay que cambiarla entre todos», justificó Gastón Remy, presidente de la firma Dow y número uno del 53° Coloquio.

Políticos de distintos partidos, emprendedores de rubros disímiles, proyectos con impacto social y economía explícita también fueron parte de la partida. Al igual que algunos ejes que no suelen aparecer habitualmente, como el de la automatización, el «miedo a seguir haciendo siempre lo mismo» y hasta la batalla de los egos. La autocrítica también tuvo su lugar y el punto más importante es que nadie se resguardó en el off the record para dejar su opinión. El miedo por la grieta terminó.

La habitación 503 del hotel Sheraton de Mar del Plata fue el lugar en el que se anticipaba también un encuentro distinto. No sólo porque Marcos Galperin, creador de Mercado Libre, y Paolo Rocca, presidente del Grupo Techint, se preparaban para salir a la cancha, sino también por la agenda abierta que dejaron para su panel. Minutos después, y ya en el escenario, respaldaron con palabras el pálpito inicial: no sería una jornada con casete.

«La reforma laboral para mí es uno de los temas clave para imaginar una Argentina a largo plazo, que me parece que es lo que el Gobierno está haciendo. Las otras son la educativa y la laboral», comenzó Rocca. «Si queremos salir del 30% de pobreza es imposible hacerlo con el marco laboral que tenemos», sumó Galperin, y aclaró que su pedido no es sectorial sino para pensar en un país competitivo a largo plazo. Para Rocca, en tanto, el gran desafío es que haya empleados capacitados que pueden adaptarse a los cambios tecnológicos. «La inteligencia artificial y la robotización tienen un ritmo de velocidad superior al ajuste de las condiciones laborales», sostuvo.

«Cuando uno ve la realidad educativa de la provincia y que el 40% de los jóvenes de entre 18 y 25 no ha completado el secundario, yo ahí identifico un problema de gobernabilidad a largo plazo muy grave», describió el número uno de Techint. También le preocupan la droga y otros flagelos que se atraviesan en una economía informal.

El ida y vuelta entre ambos no tuvo desperdicio. Al punto que la agenda de largo plazo mostró una total coincidencia: pidieron un cambio en las relaciones laborales, repensar el conurbano bonaerense y, sobre todo, la educación. La invitación fue a hacerlo juntos y no como en un partido de tenis single en el que serían competidores, sino a través de un dobles, en el que servicios e industria se complementan.

El debate sobre el rol del empresariado también llegó para quedarse. A punto tal que los últimos barómetros demuestran que la palabra empresario tiene en la Argentina una connotación negativa muy superior a la de la región. «Es el país con peor imagen de sus referentes, porque todo se confunde. Pocos saben qué es ser empresario», describió Cecilia Mosto, titular de la Consultora CIO y especialista en el análisis de actores sociales.

Javier Goñi, presidente de IDEA, llamó a «recuperar el orgullo de ser empresarios» y Sergio Kaufman, número uno de Accenture, aportó que «trabajar en pos de una transformación es sin dudas un esfuerzo compartido». Y añadió: «La clave no pasa por mostrarse, sino por hacer, y se puede empezar desde uno mismo».

Entre el silencio y la realidad

Jorge Lanata había sido claro en la noche del jueves: tildó de «cobardes» a los empresarios por no haberse enfrentado al kirchnerismo y dejarse maltratar «por ganar un palo más». Recordó: «Volví a escuchar a Moreno. Lo bestial es que nos bancamos a Moreno gritando al entrar a una empresa». Pero dejó la puerta abierta a lo que viene: «Yo no estoy en contra de los empresarios. Yo soy empresario. Un empresario es un creador».

Galperin dio su punto de vista al respecto: «No se puede generalizar, porque no es fácil expresarse cuando tenés responsabilidades y gente a cargo». Rocca tomó el guante: «Es muy arbitrario hablar del silencio de los empresarios. Es un error generalizar. Tenemos 300.000 empresarios del campo que han hecho oír su voz con fuerza. A Techint le expropiaron seis empresas en Venezuela». El auditorio se puso de pie. Ambos llegaron a la conclusión de que «la batalla de las superficies» poco tenía que ver con el unos contra otros y más con la superficie compartida.

La unión fue uno de los valores que más se trabajó. Ya desde el comienzo, cuando los integrantes de la denominada Generación Dorada del básquet les recomendaron a los empresarios argentinos que sean «conscientes de que si trabajamos juntos podemos hacer grandes cosas», y convocaron a «soñar, como lo hicimos nosotros».

La frase de Andrés «Chapu» Nocioni fue más que gráfica. «Nacimos en pueblitos, somos todos chicos que soñábamos con esto y lo conseguimos trabajando juntos y unidos». Y pidió que, como país y como sociedad, se busque «dar un paso hacia adelante» para alcanzar los objetivos.

Por su parte, Juan Ignacio «Pepe» Sánchez recordó: «La capacidad de confiar en el otro ciegamente te potencia de una manera que no hay forma de igualarlo. Dos talentos no igualan a dos talentos confiando ciegamente. Era mucho más que 12 jugadores, era una armada que se movía en bloque. Independientemente de que hiciéramos algo mal, lo tolerábamos porque no había una intención individualista en ese error».

Fue justamente la respuesta de Emanuel Ginóbili la que dejó la pelota en la cancha de la reflexión: «¿Qué estamos dispuestos a sacrificar?» La idea de resignar algo y no querer todo para uno sobrevoló los tres días de hiperacción. Al igual que un optimismo extremo. La tradicional encuesta de D’Alessio Irol rompió todos los récords: el 86% de los encuestados cree que la economía mejorará el próximo semestre y la mitad vaticina mejoras en el nivel de empleo. Además, los consultados estimaron valores récord de inversión para 2018.

Las agendas sectoriales se hicieron un lugar en la transformación, pero sobre todo la de algunos valores compartidos. «Ustedes tienen que invertir, los sindicatos tienen que aceptar alguna flexibilidad de hacer muchas cosas y, entre todos, revertir la energía autodestructiva». La frase del presidente de la Nación, Mauricio Macri, resumió el debate de casi tres días en el marco del Coloquio. Y fue más allá cuando destacó: «El ciudadano promedio tiene más sentido común que muchos del círculo rojo». Sus principales referentes lo miraban con atención. Unos 900 asistentes, de los cuales 700 vienen del mundo empresario y un 45% son número uno de compañías, se rieron cuando Macri los azuzó: «Se quedaron hasta el final». A esa altura, el empleo ya había entrado en el centro del debate, al igual que la situación en el conurbano bonaerense, en el que conviven los altos niveles de pobreza con la informalidad y el narcotráfico.

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, se llevó el título del miércoles con una frase tan simple como real: «Cada uno tome un riesgo y que ese riesgo le cueste». El jefe de Gabinete, Marcos Peña, les exigió: «Laburemos, pongámonos todos juntos a sacar esta cosa adelante».

Y los emprendedores, que por primera vez subieron al escenario, solicitaron a las empresas «pensar en las startups para abrirle las puertas a la innovación, la tecnología y el empleo indirecto».

Fue el propio Mario Pergolini, moderador de esa charla y emprendedor tecnológico, quien recalcó a los empresarios: «Tienen que exigir que modifiquen el sistema de educación que tenemos, porque vamos a perder más tiempo del que estamos perdiendo si seguimos educando a los chicos de hoy igual que nos educaron a nosotros».

Cris Morena, creadora de Cris Morena Group, fue otra de las voces disruptivas. Les pidió a los empresarios que «tengan un gran respeto por su niño interior, que alguna vez tuvieron», y que se pregunten «si ese niño quisiera vivir este tipo de futuro». Un futuro que, por primera vez en mucho tiempo, mostró cohesión en el Coloquio. Ahora la pelota vuelve a rodar.

Fuente: La Nación

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