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Desde que estalló el escándalo del FIFAGate, Alejandro Burzaco sólo habló ante la Justicia y ante un puñado de familiares y amigos. Los detalles de su vida privada se mantienen en absoluta reserva. Ni siquiera hay fotos recientes. Cuando declaró ante la Corte de Brooklyn, hace dos semanas, el ex CEO de Torneos logró esquivar a los medios. La intervención del FBI fue clave: un auto oficial lo iba a buscar a su casa y lo hacía entrar por una puerta trasera del edificio. Burzaco seguirá aferrado al bajo perfil hasta que resuelva sus cuentas pendientes con la Justicia norteamericana. Por ahora, no se mueve de Nueva York y trata de hacer «buena letra».
Desde hace unos meses, el ex CEO de Torneos cumple tareas comunitarias todos los domingos en una iglesia de esa ciudad, pudo saber Infobae. El lugar y los detalles se mantienen en reserva. «No se lo impuso la Justicia, lo propuso él mismo», explicó un allegado. Obviamente, su intención es mostrar «buena conducta» y poder mejorar su situación judicial, que sigue siendo delicada más allá de sus «confesiones».
Burzaco tampoco sale de Nueva York, aunque podría hacerlo apenas con un aviso previo. Es otro gesto para mostrar arraigo en esa ciudad.
Actualmente vive solo en un departamento alquilado. Sus cuatro hijos y su pareja residen en Buenos Aires y lo visitan cuando pueden. Algo similar ocurre con el resto de su familia.