La estrategia del Gobierno para evitar una «inflación extra» en 2017

El Banco Central sostiene su meta del 12 al 17% para este año, mientras que los economistas pronostican que no cumplirán con su objetivo. Cómo juega el rol de las expectativas



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No queda ninguna duda cuando es el presidente Mauricio Macri que define -hacia dentro y fuera, en privado y en público- quién es el responsable primario de bajar la inflación en la Argentina: el Banco Central.

Cada vez que un funcionario debe responder qué está haciendo el Gobierno para cumplir con esa tarea, todos los dedos apuntan hacia el organismo presidido por Federico Sturzenegger y sus ya famosas metas de inflación, que establecen una banda de porcentajes de aquí a 2019.

Con todo, el régimen que eligió el BCRA para cumplir con su mandato de estabilidad de precios es cuestionado por un abanico de economistas que ponen en duda la meta de 12 a 17% para este año, y las críticas fueron aún más punzantes tras darse a conocer el último dato oficial del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec): la inflación fue de 2,6% en abril y acumula un 9,1% en el primer cuatrimestre.

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Más allá de que las proyecciones de consultoras argentinas y bancos del exterior marcan una inflación por encima del 20% para este año, cambiar la meta de 2017 no está en los planes del BCRA, y el Gobierno acompaña esta posición detrás de dos palabras que algunos funcionarios utilizan: la inflación «extra».

La frase se puede explicar de la siguente manera. Si el Central hoy decide corregir su meta por arriba del 17% -por ejemplo, unos tres puntos- es probable que la inflación no finalice el año en ese nuevo objetivo del 20%, sino que incluso sea de unos puntos más al cambiar las expectativas. «El BCRA tiene que tener reglas porque sino te comés una inflación extra. Entonces, se establece un 17% para llegar a un nivel en torno al 20%», aseguran a Infobae desde los pasillos del Palacio de Hacienda, defendiendo así la dura posición del Central.

En Reconquista 266 también son conscientes de la inflación «extra» que generaría alterar la meta, porque el organismo busca coordinar las expectativas de distintos actores de la economía, como empresarios, bancos y consumidores, hacia ese 17 por ciento.

Si el propio Central cambia a mitad de año y dice que la inflación será mayor, cada actor de la economía hará lo mismo con su propia proyección de suba de precios. Es por eso que además de generar una inflación «extra», el cambio de las metas desalinea las expectativas que buscó unificar el Central en los últimos meses, y la tercera consecuencia directa es la peor: perder la credibilidad ganada hasta el momento.

“Cambiar la meta de 2017 no está en los planes del BCRA, y Sturzenegger tiene el aval de Macri en esta decisión”.
«Es mejor mostrarse rudo y pelear hasta el final que aflojar a medio término. La idea es que los agentes comiencen a formarse expectativas de que el BCRA va a hacer todo lo posible para llegar, incluso si no coincide con algunos objetivos políticos», resumen en el mercado quienes están convencidos de que la tarea que lleva adelante el Central es correcta.

Cuando Sturzenegger aseguró a fines de febrero que se venían «tres meses delicados en materia de inflación», rápidamente recibió un llamado de Macri desde Madrid, donde el mandatario se encontraba en una visita oficial de Estado a España. ¿Qué quería Macri con ese llamado? Buscaba una explicación sobre esa frase que de cierto modo anticipó lo que sucedería en marzo, abril y aún está por verse en mayo, mes que no terminó pero que en los primeros 15 días ya viene cargado del aumento del 23% la tarifa de agua y una nueva suba en los alimentos.

El no cuestionamiento oficial a las metas se vio reflejado en la última decisión del BCRA de subir fuerte las tasas de interés. A un mes de esa medida, esta semana se verá otra vez qué camino tomará el organismo. Las tasas en los mercados secundarios continuaron en alza durante la última semana, y este martes será el turno de ver qué sucede con la licitación mensual de las Lebac.

Más allá del régimen de metas, los instrumentos -en particular, la tasa de interés- son los que están bajo escrutinio, como su imposibilidad de controlar la demanda agregada.

La inflación oficial de los primeros cuatro meses del año ya se ubicó por encima de la mitad del 17% que prevé la meta. Esto quiere decir que para que se alcance el objetivo de máxima en la banda, los próximos ocho meses debería registrarse una inflación promedio menor a 1% mensual. Con una meta de inflación que se mantiene, no se observa un margen para relajar la política monetaria. Y la política (por ahora) acompaña.

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