Restaurantes a puertas cerradas, tendencia gourmet que se consolida

El concepto ya es parte de la oferta gourmet en el mundo, y de a poco se consolida en la escena porteña



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El concepto ya es parte de la oferta gourmet en el mundo, y de a poco se consolida en la escena porteña




Los restaurantes a «puertas cerradas» ya son parte de la oferta gastronómica del mundo en ciudades como París o Madrid. Pero esta modalidad se consolida también en la escena porteña en barrios como Palermo, Villa Crespo, Almagro y San Telmo, entre otros. Muchos chefs decidieron comenzar a abrir sus casas para ofrecer la excelencia de sus platos en un ambiente cómodo y reservado. Una combinación interesante para vivir una experiencia gourmet.

Santiago Mymicopulo, de «Casa Coupage», es uno de los pioneros en la Argentina de este concepto. Su historia se remonta diez años atrás cuando vivía en Nicaragua. Fue por entonces que junto con su socia Inés Mendieta montaron un restó en su casa al que llamaron «Cambalache». A partir de ese momento se les ocurrió que podían trasladar el negocio a la Argentina. «Al volver al país montamos en nuestra casa un club privado de vinos y maridajes que se convirtió en restaurante por pedido de los socios. Actualmente tenemos dos sucursales. Inés está a cargo de Casa Coupage Mendoza, en Coquimbito, Maipú y yo estoy al mando de Casa Coupage Palermo, junto a mi mujer».

Cuando emprendieron el sueño de un restaurante puertas adentro, el concepto, aún no era conocido en el país. «Creo que había uno o dos en ese momento, pero la propuesta era básicamente desconocida. Nosotros fuimos uno de los primeros en implementarla aquí en la capital porteña», cuenta en diálogo con Infobae.

Montar este tipo de emprendimientos incluye desde el menú hasta la ambientación. El objetivo es brindar a los comensales la posibilidad de un servicio más personal. «Nuestra propuesta está basada en la experimentación sensorial. Al ser sommeliers, ofrecemos a los clientes nuevas sensaciones que se desencadenan en el paladar al combinar distintos platos con sus vinos correspondientes. Se trata de que haya un ambiente íntimo y fluido. Al trabajar con reserva previa, ya recibimos al cliente por su nombre», explica Mymicopulo.

«La cocina discreta» también apunta a brindar una experiencia para «repetir y recomendar». Sus comensales suelen sorprenderse ante cada propuesta gastronómica, situación que a su chef, Ale Langer, lo reconforta gratamente. Langer cuenta a Infobae: «Viajé durante años por la India y cocinaba en cualquier lugar que se me cruzara en el camino, desde hostels hasta casas de familia. Si bien era un buen método para lidiar con los costos de un viaje tan largo, era perfecto para descubrir las diferentes costumbres culinarias según el pueblo, el clima y los diferentes paladares a lo que debía sorprender. Cuando volví al país, decidí abrir las puertas de mi propia casa para seguir con este experimento».

Así creó «La cocina discreta», la experiencia comienza desde que los comensales llegan a una «puerta común de un PH» en el barrio de Villa Crespo y tocan el timbre. Luego de caminar por un largo pasillo se encuentran con una pecera visual en donde los colores, murales y dibujos en los ventanales acaparan la atención. La cocina abierta invita a saludar a su chef, quien aprovecha para presentarse. «Una vez en el salón arrancamos con las preparaciones y armado de los platos, siempre sacando fotos de cada una para postear en las redes sociales. En cada servicio bombardeamos con imágenes de todo lo que está pasando en la cocina. Creo que ese es el ritual hoy en día, que todos vivan esta experiencia desde adentro y desde afuera», explica Langer a Infobae.

En «Casa SaltShaker» coinciden en el concepto del ‘trato diferencial’ que se le ofrece al cliente. Dan Perlman y Henry Tapia, sus dueños, ofician de chef y anfitrión del lugar. Ambos creen que esta modalidad es mucho más interesante y personal que un restaurante tradicional.

El lugar donde «todo pasa» es el departamento de Perlman. «Es como comer con amigos», explica. Allí todo empieza poco antes de las 21 horas cuando los comensales se deleitan con una variedad de cócteles. Alrededor de las 21:30 toman sus asientos. «En ese momento les hablamos sobre la cena y comenzamos a servir una secuencia de cinco platos. Después ofrecemos café o té. La gente sale alrededor de la medianoche», cuenta.

El ‘boca en boca’ es el mejor medio para que el negocio siga en pie. Los clientes, contentos con el trato y la calidad de sus platos lo recomiendan entre amigos y conocidos.

Pablo Fridman, cocinero y dueño de Casa SaltShaker explica a Infobae: «Lo más interesante de ‘comer en casa’ es que se pierde un poco la relación con el negocio y se disfrutan más otras cuestiones. En este sitio la interacción con el chef depende de los comensales, aunque no suele faltar la oportunidad de un encuentro».

Contexto del mundo

Muchos establecimientos son los que se jactan de ser los pioneros en el mundo de la gastronomía ‘puertas adentro’. Algunos de ellos comenzaron siendo hosterías que ofrecían alojamiento y comida, como es el caso de la Hostería Botín, en Madrid, considerada por el Récord Guiness como uno de los restaurantes más antiguos del mundo.

Pero también se cuenta La Tour d´ Argent en París, fundada en 1582 y que también comenzó como posada, razón por la que dicho lugar debería ser considerado como el primer restó de todos.

Con mesas más pequeñas o grandes tablones para compartir, la esencia de ‘comer en casa’ es lo que ha perdurado en el tiempo como otra forma de dar rienda suelta a la creatividad en el arte culinario.

Fuente: Infobae



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