Cómo sobrellevar la convivencia

Métodos para poner en práctica y ganarle a la rutina.



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Métodos para poner en práctica y ganarle a la rutina.




Si bien es un tema trillado y del que mucho se ha hablado, hoy es uno de los motivos principales por el que una pareja discute – aunque el primero aún es la infidelidad -. Algunos prueban convivir en camas separadas y otros prefieren tener un espacio propio. En esta nota algunas alternativas.

Convivir es nada menos que compartir el hogar. Nuestro lugar, un espacio de referencia, donde volvemos para relajarnos y sentirnos bien. Y en los tiempos que corren, nos hemos vueltos poco tolerantes e inflexibles ante situaciones cotidianas que nos sacan de las casillas y terminan en crisis. En general, en una pareja, el no coincidir en ciertos aspectos de la convivencia no tiene que ver necesariamente con la falta de amor, sino con que muchas veces nos cuesta comprender que una persona no es igual a nosotros, y que en los quehaceres cotidianos no se maneja de la misma manera. Esto también se relaciona, en la mayoría de los casos, con la forma en la que fuimos criados.

Existen distintos motivos por los cuales una pareja tiene ciertas diferencias para convivir:

* Que la persona esté experimentado la convivencia por primera vez

* Que la persona haya vivido durante muchos años sola y, llegada cierta edad, tenga » mañas» o costumbres muy afianzadas.

* Que estén conviviendo hace muchos años y la rutina nos lleve a una sensación de asfixia.

* Que, después de una separación, la pareja vuelva a convivir

* La llegada de los hijos

Estos factores no significan que sea imposible que una pareja pueda ser feliz frente a la convivencia, pero ambos tienen que colaborar para que esto funcione. «Cultivar una buena convivencia es crear un hogar acogedor para vivir y compartir. Mejorar y enriquecer «el vivir juntos» es un trabajo que vale la pena, se trata de nuestro hogar, nuestra calidad de vida y, con paciencia y organización, es posible estar bien», explica la Psicóloga Patricia Safadi. Y agrega: «Se ha hablado mucho del convivir: acuerdos, negociaciones, contratos domésticos y poner en práctica el diálogo son algunas tareas para mejorar la comunicación. No nos olvidemos de la parte positiva de esta convivencia, de los placeres por lo que algún día la elegimos: desayunos en la cama, películas compartidas, recibir juntos a los amigos, delicias culinarias y demás según cada pareja con sus gustos y deleites propios».

EXPERIENCIAS

La realidad es que no hay recetas mágicas ni un manual que nos diga de qué manera la convivencia o relación va a funcionar. Pero es cuestión de revisar qué cosas afectan a la pareja e ir modificándolas de a poco, sin que ninguno de los dos se sienta incómodo. Hay quienes necesitan su momento y espacio propio, un tiempo de relax en donde la pareja no esté en el hogar. Algunos tienen la suerte de no coincidir en horarios laborales, y hay otros que no tienen esa opción. El caso más común es de la mujer u hombre que no trabaja, o si es ama de casa y se queda con los chicos en el hogar. En estos casos, la alternativa más sana es buscarse esos espacios si es que no se dan naturalmente: la salida con amigas, el partido de fútbol, un deporte, algún curso o simplemente salir a dar una vuelta con tu mascota, o lo que elijas, algo que sea tuyo y de nadie de más.

Otros encuentran el choque en las tareas del hogar, no sólo en lo relacionado con la limpieza sino en el orden, dejar las luces prendidas, compartir un programa de TV o el uso del baño. El diálogo es lo que ayudará a mejorar la relación, y en otros casos el NO uso de la palabra, en donde contar hasta 10 nos evitará una discusión.

Mariana Sandoval, 29 años cuenta que, por su trabajo, ella se quedaba hasta tarde trabajando en la computadora. «Como mi novio se levantaba temprano para ir a trabajar, él siempre se enojaba porque me iba con la notebook a la cama. Le molestaba la luz y el ruido del teclado». El acuerdo que hicieron, ya que no tenían dos cuartos en un departamento de dos ambientes, fue comprarse un sofá cama. De esta manera, los días que ella se tenía que quedar hasta tarde, se iba al living y cuando terminaba dormía ahí. «Jamás volvimos a discutir por ese tema», confiesa.

Elsa Benitez, 48 años: «Después de una separación y dos hijos, volví a encontrar el amor. Pero sinceramente no tenía ganas de convivir con alguien las 24 horas con todo lo que eso conlleva. Mi solución fue acordar encuentros en los departamentos de ambos. Algunos días se queda a dormir en el mío y otros me quedo en su casa. Es otra manera de convivir también y tenemos una armonía y conexión fantástica», asegura.

Pablo Baraquer, 34 años.» Había llegado Junior, un labrador hermoso que cuando era cachorro nos rompió todo el PH donde vivíamos. Como sabrán es un raza que crece y bastante. A mi mujer le molestaban los pelos por todos lados, y sobre todo, que cuando nosotros no estaban en casa, que son muchas horas, el perro dormía en la cama, tiraba las cosas y además sufría por estar solo. Ella quería regalarlo y fue un motivo por el cual corrió riesgo nuestro matrimonio. Entonces decidimos pagarle una guardería para que esté allí cuando nosotros no podíamos cuidarlo y al día de hoy nos turnamos para sacarlo y limpiar sus necesidades. Quizás parece una pavada, pero una mascota es como un ser humano y en la convivencia si no te ponés de acuerdo, es bastante complejo. Yo no quería que el perro se vaya y tampoco quería perder a mi mujer»

«En cada caso siempre está la opción de probar nuevas alternativas en el ámbito de la convivencia. Es fundamental el diálogo, no dar todo por perdido ni desesperarse con que no hay otra solución. Ser determinante es el peor camino», indica La psicóloga Patricia Safadi «. Y agrega: «Estos cambios pueden funcionar o no, y hasta se puede volver a intentar, no todo funciona ante el primer intento. El asunto es animarse a modificar algo que le está afectando a la pareja, porque el resultado puede ser un estado de bienestar y hasta hará crecer ese vínculo de manera positiva. «, Indica Safadi.

IDEAS ÚTILES

Opciones modernas y no tanto: hace tiempo que se están usando distintos métodos para no llegar a vivir en casas separadas con nuestra pareja.

Otros eligen usar bachas separadas en el baño y hasta espejos. Muchas discusiones nacen porque la mujer tarda en arreglarse y el hombre en afeitarse etc, entonces lograron de esta manera mayor armonía a la hora del uso del toilette. Claro que lo ideal es el baño propio para cada uno, pero no siempre es posible. Algunos tiene su TV o computadora personal y hasta su sillón, pero está en cada uno ver cuáles son esos espacios en donde chocamos cada día y buscar la manera de tolerar o cambiar algo ( no todo) de aquello que al otro le molesta.

Cuando la convivencia se ve afectada, la sexualidad y la intimidad también. «Muchas parejas buscan dormir en camas separadas, por ejemplo, para lograr mayor armonía en la convivencia diaria y de esta manera, lograr que el deseo sexual se mantenga encendido», aconseja la Psicóloga Analía Mitar. También están los cuartos separados en donde los encuentros se dan cuando ambos coinciden.

Fuente: La Nacion

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